2.HISTORIA DEL CONVENTO DEL CORPUS CHRISTI
2.1
Fundación del convento.
El convento de las Madres Clarisas tiene su origen
en el fervor a Santa Clara que profesaba el noble matrimonio zamorano formado
por D. Juan de Argüello Carvajal y Bravo, Caballero del Hábito de Santiago y
regidor de Zamora, y Dña. Ana de Osorio, de la familia de los Marqueses de
Astorga. Dicha señora, mandó por su testamento que las casas donde vivía,
situadas en la Rúa de los Francos 31, y toda su hacienda se destinaran a la
fundación de un Monasterio de la Primera Regla de Santa Clara, vulgarmente
llamadas descalzas. Para estar segura de que se cumplía su voluntad pidió nos
parientes, los señores V condes de Alba de Liste, D. Diego Enríquez de Guzmán y
Toledo[1]
y Dña. María de Urrea, que se encargaran de ello actuando como albaceas.
Los condes
intercedieron ante el Padre General de la Orden Franciscana que en ese momento
era fray Buenaventura Calatagirona, para que permitiese una fundación de
Clarisas en Zamora, de la reforma de Santa Coleta, como las de Gandía, para
cumplir el deseo de Doña Ana de Osorio. El Padre General cedió y permitió que
viniesen del Monasterio de Santa Clara de Gandía[2],
cuatro monjas: sor Ana de la Cruz en
calidad de prelada fundadora para lo cual se necesitó un breve nuncio del Papa,
sor Beatriz del Espíritu Santo, vicaria, sor Vicenta de Jesús, maestra de novicias
y sor Juana de Jesús, portera.
Sor Ana y
sus compañeras salieron de Gandía el 16 de diciembre del año 1596, con
dirección a Madrid, donde llegaron los primeros días del año siguiente,
hospedándose en el convento de las Descalzas Reales, en el que era abadesa sor
Juana de la Cruz, una hermana de San Francisco de Borja y por tanto tía de sor
Ana . Allí recibieron a una novicia a la que dieron el hábito el día 4 de enero de 1597 con el nombre de
Inés de los Reyes y que las acompañó para fundar. Llegaron a la capital
zamorana el jueves 17 de enero de 1597.
La llegada al conventín de los Osorios se retrasó unos días se encontraron con la
imposibilidad de cruzar el puente debido a la gran crecida del río Duero por
ser un invierno muy lluvioso. Se hospedaron cinco días en el convento de los
Padres Jerónimos al cabo de los cuales pudieron tomar posesión de la casa que
iba a ser su convento en presencia de los Condes de Alba de Liste. Era el
martes, 22 de enero de 1597. Sor Ana de la Cruz tenía 30 años.
Cinco días después dieron el hábito a otras cinco novicias:
sor Isabel Magdalena, sor Marina de la Cruz, sor María Evangelista, sor Inés de
la Concepción y sor Ángela Gabriela. En
octubre del mismo año tomaba el hábito sor Clara Francisca. Este grupo de diez
hermanas fueron el inicio de la comunidad del Corpus Christi de Zamora.
Por una cláusula del testamento de Ana Osorio
quedaron como patronos perpetuos del Convento el Guardián de los Padres
Franciscanos de Zamora, el Cabildo de la
Catedral y el Prior del Convento de Sto. Domingo. En la actualidad sólo queda
como Patrono el Ilustrísimo Cabildo de la Catedral.
En los primeros años se puso el convento bajo la
advocación de la Inmaculada Concepción, pero como ya había otro convento con
ese nombre, lo que ocasionaba confusiones, en 1612 se cambió dicha advocación
pasándose a llamar del Santísimo Sacramento o del Corpus Christi, nombre que ha mantenido hasta nuestros días.
[1] Don Diego sirvió a Felipe
II y Felipe III y fue virrey de Sicilia y Mayordomo Mayor de Dña. Margarita de
Austria, esposa de Felipe III, quien le concedió el Toisón de Oro. Murió en
Zamora en 1604 a
los 80 años.
[2] El monasterio de clarisas
de Gandía fue el primero que se fundó de esta Orden en España en 1428 con
monjas procedentes del monasterio francés de Leziñán.
Se celebra este año 2012 los 800años de la fundación de la orden clarisa. Santa Clara de Asís (1193-1253) fundó la rama femenina de
Dos días antes de morir Clara el 11 de agosto de 1253, obtuvo del papa Inocencia IV la aprobación de la" Regla de
El
cardenal protector de las clarisas, Cayetano Orsini, compuso otra Regla que se
llamó de Urbano IV, por ser el papa que la aprobó el 8 de octubre de 1263. La
nueva Regla abolía de hecho el privilegio de pobreza, pues establecía las
rentas y propiedades como medio normal de subsistencia para las religiosas. Eso
provocó una división en la Orden ,
entre los monasterios que seguían observando la Regla de Santa Clara y las
"Urbanitas". Con el tiempo, todos terminaron por admitir las
propiedades en común. A las Damianitas y Urbanitas se añadieron otras reformas
menores, como las Coletinas, las Alcantarinas y las Capuchinas, en medio de una
gran vitalidad y fuerza expansiva, principalmente en el Nuevo Mundo y en
tierras de misión.
Las reglas de Santa
Clara
Las reglas
que propuso Santa Clara y aprobó Inocencio IV se recogen en XII capítulos.
Resumiendo mucho, podríamos decir que para las Franciscanas Clarisas además de
la estricta clausura, la fraternidad y la pobreza es un distintivo de su orden
y uno de los ejes en el que gira toda su forma de vida. Para no extendernos,
seleccionamos algunas de las reglas escritas por Santa Clara y resumimos su
contenido, sólo a modo de ejemplo del espíritu que la fundadora quiso para su
orden.
I. En el nombre del Señor comienza la forma de vida
de las Hermanas Pobres
La forma de vida de la Orden de las Hermanas Pobres, instituida por el bienaventurado Francisco, es ésta: observar el santo evangelio de nuestro señor Jesucristo, viviendo en obediencia, sin nada propio y en castidad.
IV. El silencio, el locutorio y la reja
Las hermanas, excepto las que sirven
fuera del monasterio, guarden silencio desde la hora de completas hasta la de
tercia. Guarden también silencio siempre en la iglesia, en el dormitorio y en
el refectorio mientras comen
VIII. Nada se apropien las
hermanas, la mendicación y las hermanas enfermas
Las
hermanas no se apropien nada para sí, ni casa, ni lugar, ni cosa alguna. Y,
cual peregrinas y extranjeras en este mundo, sirviendo al señor en pobreza y
humildad, manden por limosna confiadamente. Y no tienen por qué avergonzarse,
pues el señor se hizo pobre por nosotros en este mundo.
XI.
La observancia de la clausura
Y
la puerta esté perfectamente asegurada con dos cerraduras distintas de hierro,
con batientes y cerrojos, para que, sobre todo por la noche, se cierre con dos
llaves, una de las cuales tendrá la portera y la otra la abadesa; de día no se
la deje en ningún momento sin vigilancia, y esté firmemente cerrada con una
llave.
El
convento del Corpus Christi de Zamora
pertenece a la Orden
de las Clarisas Coletitas ya que fué Sta. Coleta de Corbie (1381-1447) quien
renovó la vida clariana imponiendo la Primera Regla con todo el rigor de la
pobreza. Fue canonizada en el siglo XIX.
Debido
a la gran variedad de familias y a la autonomía de que goza cada monasterio,
hoy resulta difícil hacer una estadística fiable, pero se puede asegurar que
existen por lo menos 800 monasterios, habitados por no menos de 15.000 hijas de
Santa Clara.
Al
frente de cada monasterio hay una abadesa y, según la Constitución Apostólica
"Sponsa Christi" del 21 de noviembre de 1950, la mayoría de los
monasterios están organizados en federaciones, según la reforma o grupo al que
pertenecen.
2.3 Mujeres protagonistas en la historia del convento:
Doña Ana de Osorio y sor Ana de la Cruz
2.3.1 Doña
Ana Osorio de Rivera
Ampliación del dibujo de Wyngaerde donde
podemos ver la localización y aspecto de la casa Dña. Ana de Osorio (bajo la
letra F)
De
Ana Osorio de Ribera se conocen pocos datos, entre ellos están los que
figuraban en la inscripción del sepulcro de la iglesia del convento del
Tránsito. Desgraciadamente, esta inscripción desapareció completamente durante
las obras de reforma del año 1970, según nos ha informado Sor Sagrario, la
monja más veterana del convento (86 años). La inscripción, decía así:”Aquí yace
Juan Carvajal, del hábito de Santiago, y su mujer la nobilísima señora Dña. Ana
Osorio de Ribera, de la ilustrísima familia de los Marqueses de Astorga,
fundadora de este monasterio. Murió en el año 1592, fueron traídos sus huesos
de la Iglesia
de San Ildefonso, donde estaban depositados, el año en que la presente iglesia
se acabó 1605”
La
familia Osorio enlaza con los Moscoso y pertenecían a la primera nobleza de
España. También estaban emparentados con los Marqueses de Astorga, Condes de
Altamira y de Alcañices y con los Condes de Alba de Liste. Ana nace en Brozas,(
Cáceres), en 1515 de donde también es el que será su esposo, Juan de Argüello Carvajal y Bravo, capitán y
caballero del hábito de Santiago y regidor de Zamora. Con él se casa en Brozas
y tienen un hijo, Juan Argüello Carvajal y Osorio (1555-1592).Es curioso que
madre e hijo mueran el mismo año de 1592. Ana Osorio enviuda en 1580 y hace testamento en 1589,
ante el escribano real y de número de
Zamora Alonso Martín de la Torre ,
que adjuntamos en el anexo. Dicho testamento se hace abre en 1593, junto con los codicilos, que conserva el
Convento, y esto se hace ante el procurador, teniente del Corregidor, chantre,
regidor Juan de Abia Carvajal y siete testigos más lo cual indica la categoría
de Dña. Ana.
Como recuerdo del origen noble de las dependencias de
convento aún podemos ver en su fachada, sobre el dintel de una puerta, los
escudos que nos recuerdan a sus iniciales moradores: la casa de Osorio de
Ribera y la de Carvajal Osorio. Entre ellos una hornacina con dos ángeles que
portan un cáliz con la sagrada forma, símbolo del convento.
·
Armas
del escudo izquierdo. Casas Osorio y Rivera: El escudo izquierdo es partido y en la
parte izquierda las armas de la casa Osorio cuyos esmaltes son en campo de
oro,dos lobos andantes y con la lengua sacada. En la parte derecha aparecen las
armas de la casa Ribera, en campo de oro también, con tres fajas de sinople, además
tiene un a floritura o adorno alrededor del escudo. En la parte superior hay un
yelmo que mira hacia la derecha y está mal orientado pues debía mirar hacia la
izquierda.
·
Armas
del escudo derecho. Casas Carvajal y Osorio: El
escudo derecho es un escudo partido, en el lado izquierdo las armas de la casa
Carvajal, en campo de oro, una banda de
gules y en el lado derecho son las armas de la casa Osorio, en campo de oro,dos
lobos andantes. Ambos escudos tienen el mismo adorno alrededor.
Como muestra de gratitud por la generosa
donación, según consta en el libro de gastos de 1602, se ofrecía el día de
todos los Santos por las almas de D. Juan Carbajal y Dña. Ana de Osorio, 18
roscas, un azumbre de vino 12 reales de cera y cuatro achones. Incluso en el
catastro del Marqués de la Ensenada podemos leer la obligación de ofrecer una
misa conventual por Dña. Ana de Osorio, “que en los días de fiesta sería
cantada”.
Los restos del matrimonio, según atestigua sor Mercedes la
actual abadesa, descansan en la actualidad en la iglesia del convento bajo una
losa con la sencilla inscripción RIP que se encuentra a la izquierda, no lejos
del camarín de la Virgen y muy próxima a la sepultura del obispo Eduardo Poveda.
Como se dijo, fueron traídos de la iglesia de San Ildefonso en 1605, donde
estaban sepultados provisionalmente hasta la finalización de las obras de
adecuación de la vivienda a monasterio.
2.3.2 Sor Ana de la Cruz
¿Cómo puede explicarse la presencia de personajes
de la poderosa familia de los Borja(o Borjia) en Zamora estando el origen de
estos nobles en Valencia?. ¿Por qué se pensó en
la nieta de S. Francisco de Borja, sor Ana de la Cruz, proveniente de
Gandía para fundar el convento de las Clarisas en Zamora?
La razón la podemos encontrar en la vinculación de
los Borjas del siglo XV con Zamora debido al matrimonio en 1493 del II duque de
Gandía, D. Juan de Borja, con Doña María Enríquez de Luna, sobrina nieta del I
conde de Alba de Liste, Enrique Enríquez de Mendoza. Doña María Enríquez era
además prima carnal del Fernando el Católico. Tuvieron dos hijos Juan e Isabel.
Doña María quedó viuda a los 27 años dedicándose al cuidado de sus hijos.
Cuando el mayor, III duque de Gandía se casó, Doña María Enríquez, junto con su
hija Isabel entró como religiosa en el convento de las Clarisas de Gandía,
inaugurando una costumbre familiar femenina de los Borja ya que 33 mujeres de
la familia fueron religiosas. Además sentaba las bases de la espiritualidad franciscana
que habría de influir en S. Francisco de Borja (1510-1572), nieto de María
Enríquez. La vinculación castellana de Francisco de Borja explica que durante
tres años (1522-1525) éste acompañara a la infanta Catalina en Tordesillas
cuando vivía con su madre D. Juana la Loca.
Por otra parte, los Borjas tienen presencia en la
vida Zamorana a través de los marqueses de Alcañices, ya que Dña. Juana de
Borja, hija de S. Francisco de Borja y por tanto tía de Sor Ana de la Cruz, se
casó con el III Marqués de Alcañices, D. Juan Enríquez de Almaza y Rojas.
Lo anteriormente expuesto justifica que cuando Ana
de Osorio pidió a los condes de Alba de Liste que fundaran un convento de
Clarisas en su vivienda éstos pensaron de inmediato en su pariente sor Ana de la
Cruz que se encontraba en el convento de las Clarisas de Gandía.
Sor Ana de la
Cruz de Borja y Centelles, nieta de San Francisco de Borja, era la menor de las
tres hijas del primogénito don Carlos Borja y de Castro, V duque de Gandía y
conde Oliva y de
Magdalena de Centelles. Nació hacia el año 1566. Cuando tenía tres años entró
de educanda en el convento de Santa Clara de Gandía, junto a sus hermanas sor
Magdalena de la Cruz de cinco años y sor Isabel la mayor. Sor Ana, que había
recibido del palacio de sus padres una gran biblioteca, era inteligente y
estudiosa y, juntamente con las virtudes religiosas, adquirió una gran
formación intelectual, llegando a hablar y escribir correctamente el latín. Por
su gran formación fue llamada “la salomona de España” En el año 1578, sor Ana de la Cruz hizo los
votos, a la edad de doce años.
En 1593, con veintisiete años, fue nombrada vicaria en el monasterio de
Gandía. Desempeñó esta responsabilidad hasta que en 1596 la enviaron a Zamora
para fundar el nuevo convento en la casa
legada por Ana de Osorio.
Firma de sor Ana de la Cruz en el contrato de las
condiciones de construcción de la iglesia del convento (1598).
Fue nombrada prelada fundadora y abadesa de las
Clarisas Franciscas Descalzas de Zamora. Estuvo en el convento con ese cargo
durante veintidós años, salvo un paréntesis de tres años en el que sor Ana fue
enviada al convento de las Clarisas Franciscanas Descalzas de Salamanca para
mejorar la relajada disciplina de éste. El catorce de septiembre de 1619 sor
Ana volvió a Gandía ya que era reclamada por su sobrino el VII duque de Gandía.
Tenía 53 años cuando regresó a su ciudad natal. Una vez en Gandía fue elegida
abadesa y reelegida hasta cinco veces, es decir, que entre los años de Zamora y
los años de Gandía fue abadesa durante trece trienios (treinta y nueve años).
El día diecinueve de julio de 1641, con setenta y
cinco años, después de varios meses de dolorosa enfermedad, “estando muy en su
sentido”, recibió los Santos Sacramentos y expiró.
Una de las labores más importantes
que tuvo que acometer sor Ana de la Cruz al llegar a Zamora fue la de adecuar
las edificaciones de la vivienda de los Osorio a las necesidades de las monjas,
dotando el convento de dependencias monásticas, como coro, capilla, refectorio,
locutorio, etc. Según se deduce de los libros de cuentas del convento, el
presupuesto inicial de los arreglos sería de 2.625.000 maravedíes, siendo el
maestro de obra Hernando de Nates. Pronto dejó la dirección que parece que fue
asumida por la propia Sor Ana de la Cruz que se encargaría de contratar los
trabajos de cada oficio. Este esfuerzo de control y organización redundó en una
mayor economía. Así, el total de los gastos anotados al final de la reforma en
1610 ascendió a 1.331.070 maravedíes, bastante menos de lo presupuestado en un
principio. Es por esta faceta de directora de obra es por lo que fue
representada con una plomada por el arquitecto Javier Vellés en 1995. Esta representación
de sor Ana se encuentra en el interior del convento.
2.4 Datos
históricos que aporta la documentación
Visitamos
el Archivo Diocesano y el Archivo Provincial de Zamora donde esperábamos
encontrar información sobre el convento del Corpus Christi. Y así fue, tuvimos
en nuestras manos legajos originales que nos acercaron a la vida del convento
desde el siglo XVI al XIX. Hemos
seleccionado algunos que nos parecen los más interesantes.
2.4.1 Datos
que aporta el catastro del marqués de la Ensenada sobre las posesiones del convento (1760-61)
Encontramos
en el Archivo Provincial de Zamora, tras larga búsqueda, el legajo 631 del
catastro de Ensenada donde se registraron las posesiones, rentas y gastos del
convento del Corpus Christi en 1760. Nos resultó sorprende el gran tamaño del
legajo y lo tosco de sus pastas y hojas, así como los grandes márgenes que
dejaban al escribir. Dada su extensión, adjuntamos en el CD de fotos algunas de
sus hojas. Su contenido se puede resumir como sigue:
Tierras
pertenecientes al convento: dieciséis tierras de secano que “producen con un
año sin plantar” cuyo tamaño es de entre dos y nueve fanegas, seis de ellas de
primera calidad y tres pequeños prados cercanos al río Duero.
En
el siglo XVIII el convento tenía cuatro hornos para hacer el pan que alquilaba
a distintas personas de la ciudad de Zamora .En total el monasterio
ingresaba por el alquiler de estos
hornos 263,78 reales del Vellón al año (un real de vellón son 34,17 maravedíes). Además tenían otros ingresos de censos y
juros.
Cargas
que tiene el monasterio: El convento a lo largo de un año tenía que hacer
frente a diversos gastos por ejemplo los siguientes, pagados al año: el
dinero pagado al cura (1000 reales de vellón), al sacristán
(300 reales), al boticario(360), y al
médico(100 reales). Los gastos más numerosos son los de las misas. Se
realizaban numerosas misas a lo largo del año, mas de 60, entre las que destaca
las misas a la fundadora del convento, Ana de Osorio, además entre los gastos se encuentran el aceite que
consumían dos velas encendidas durante el día y la noche(250 reales) .Una vela
era del Santísimo Sacramento encendida para el Cristo de la escalera y la otra
encendida a la capilla de La Señora del Transito, que ambas suponían un gasto de 250 reales de
Vellón al año. Este convento pagaba de
subsidio 635,14 maravedís .Además se pagaba cada año 100 reales al escribano.
El
monasterio tenía numerosos fueros de los que obtenía rentas. Estas tierras
situadas en distintos lugares de Zamora eran puestas en renta, y estas eran arrendadas
por distintas personas como el Abad de Santa María la nueva o un fuero
arrendado en Santa Cristina por el Monasterio
de la Santísima Trinidad que suponía una
renta para el convento de 36 reales del Vellón.
2.4.2 Religiosas
y posesiones del convento en 1809
A
continuación pasamos a transcribir el legajo 350/2 del Archivo Diocesano donde
se describe la comunidad y quedan reflejados aspectos económicos del convento
en 1809.
“Sor
Alfonsa de la Purificacion: Abadesa del
Convento del Corpus
Cristi. Franciscas Descalzas de esta comunidad de Zamora.
Certifico
que esta comunidad se compone de diecisiete religiosas de velo negro y blanco
para el servido de la comunidad que el día existen todas ellas en el que para
su servicio solo tienen un religioso para lo espiritual un maiordomo,
demandadero, sacristán, médico, cirujano. Todos estos asalariados. Que las
rentas de la comunidad según los libros cobratorio así en censos y fueros lo es
de siete mil doscientos treinta y cuatro reales, todos corrientes en juros.
Cuatro mil reales que no se han cobrado desde el año pasado de 1803 y todas sus
rentas impuestas once mil doscientas treinta y cuatro reales:
En trigo
315 fanegas En cebada 115, T64
En centeno 38´5
Todas de heredades de tierras diezmos y
todo corriente y pasa a formar los cargos de comunidad y son como se sigue.
Rebajan de cargos de la misma comunidad
como lo es el Padre Bicario Maiordomo, cirujano, medico.
Demandadero y sacristán. Nueve fanegas de
trigo, ocho de cebada y en dinero 1730 reales, así para los referidos como para
misas de cargo de comunidad fueros y censos que constan un libro de cuenta
18730, 909, 908.
RESUMEN GENERAL
Trigo
|
Cebada
|
Centeno
|
||
Cargo
|
11234
|
315
|
115
|
38´5
|
Data
|
1730
|
009
|
008
|
…
|
liquido
|
2504
|
306
|
107
|
38´5
|
Según queda demostrado siendo el cargo de
maravedíes once mil doscientos treinta y cuatro reales. De ventas corrientes y
cobrables de trigo trescientas quince fanegas de cebada 115 y de centeno 38
fanegas y los cargos de ella 1730 de trigo nueve fanegas y de cebada 8 fanegas.
Quedan para los alimentos de las religiosas y sus sirvientes aunque deducidos
sus salarios reparos de convento alumbrado de la iglesia las cantidades que se
demuestran. Y aunque esta comunidades deudora de mas de 28 reales también se le
deben de dichos juros y censos igual suma con contra diferencia y para que
conste doy la presente a solicitud de señor Don Martin Perez de Tejada; Capellán
de honor de su majestad, su colector general de ventas eclesiásticas y
conventos canónigos de esta su santa iglesia catedral de Zamora a 18 de Marzo
de 1809
Firma:
Sor Alfonsa de la Purificación”
2.4.3.Registro de
exclaustración (1855-1901)
Encontramos el libro de registo de exclaustración en el que se
registran las monjas del convento desde el 1855 al 1901 (leg 350/1 A.H.D.).
Gracias a este documento podemos conocer variada información sobre las monjas
que vivieron en esa época: su lugar de nacimiento, fecha de nacimiento, fecha
de toma de hábitos, fecha de profesión y fecha de fallecimiento, así como de la
dote que aportaban al convento.
El
número total de monjas durante este período fue de 39, es decir, que este
convento siempre ha sido pequeño. La mayoría de las religiosas procedían de
Zamora capital y provincia. Sólo siete
de ellas vinieron de otros lugares de España: uno de Madrid, una de Rioseco,
uno de Burgos, una de Navarra, una de Oviedo y dos de Guipúzcoa.
La edad a la que entraban las monjas al
convento era variada, pero predominaban las jóvenes. La de menor edad tomó los
hábitos a los 14 años y 42 años tenía la mayor cuando entró. Contabilizando los
datos, ocho entraron con menos de 20 años, dieciséis entraron teniendo entre 20
y 25 años, cuatro cuando tenían entre 25 y 30, y ocho con más de 30 años. Las
nuevas incorporaciones al convento solían estar un año de noviciado hasta que
profesaban. Estas incorporaciones tenían una frecuencia variable; había años
que entraban cuatro monjas y luego pasaban tres años sin entrar ninguna, por
ejemplo en el año 1854 entraron cuatro y de 1859 hasta 1862 no profesó ninguna.
Cuando las religiosas entraban a formar parte de la comunidad se les asignaba
una función: podían entrar de coristas, de cantoras, de organistas o de legas.
Para
entrar en el convento las religiosas donaban una cantidad de dinero al
convento, una dote que, según nos informa Sor Mercedes, la actual abadesa, tenía
como objeto que si la monja decidía abandonar el convento se le devolviera su
dote para que tuviese medio de vida. Algunas pagaban hasta 16.000 reales, pero
la cantidad solía rondar los 10.000 reales. En algunas ocasiones el Estado
pagaba su incorporación a aquellas que no tenían medios suficientes.
Las
monjas fallecían a una edad media de 40 años. La que murió mas joven tenía 25
años y la que más vivió 89, este dato es excepcional ya que la mayoría fallecía
antes de llegar a los 35 años. Sólo dieciséis de las treinta y nueve monjas que
estuvieron de 1855 hasta el 1901
murieron en el convento; no se tienen datos de las restantes.
2.5 La vida en el Convento en la actualidad
El
equipo de los Nueves Secretos se acercó al convento del Tránsito, como se
conoce en la ciudad normalmente al convento de Corpus Christi, para entrevistar
a la abadesa, sor Mercedes. Esta zamorana, entró en el convento a los 18 años,
por lo que lleva veintiocho viviendo en clausura, los últimos once como abadesa.
Respondió muy amablemente a nuestras preguntas, esta vez, a través de la reja.
En la actualidad residen once monjas, las dos mayores de 87 años y la menor de
36. Dos de ellas son de la India y el resto de Castilla y León.
Llevan
una vida muy ordenada, donde la oración y el recogimiento tienen un papel
primordial. Una campana marca su ritmo diario. Su día transcurre del siguiente
modo:
6,30 -7,00: Se levantan con música
religiosa y se asean.
7,00-8,00:
Laudes. Oraciones y cánticos juntas en el coro
8,35-9,00: Lectura espiritual en el coro.
9,00-9,45: Eucaristía
9,45-10,00: Desayuno, leche con galletas.
10,00-10.15: Arreglar el cuarto.
10,15-12,30: Trabajo (torno, cocina, coser,
enfermería…). En silencio
12,45-13,15: Ensayo de canciones en el coro.
13,15-13.30: Rezos de tercia.
13,30-14,00: Comida en silencio. Una
hermana lee durante la comida en voz alta.
14,00-
14,45: Recreo. Tiempo de convivencia: se juega al parchís, se habla….
14,45-15,45:
Silencio mayor. Tiempo libre para descansar, leer, escuchar música.
15,45-16,30:
Se reza la hora nona y el rosario franciscano que consta de 72 avemarías, los
años que vivió la Virgen.
16,30-19,00:
trabajo en silencio.
19,00-20,00 : Formación en la que se ponen al día sobre
las novedades de la orden, sobre teología o bien tienen tiempo libre.
20,00-20,30:
En el coro se cantan vísperas,
20,30-21,00:
Oración personal
21,00-21,20:
Cena en silencio
21,20-22,00:
Recreo para hablar y divertirse
22,00-22,30:
Oración, lecturas y completas.
22,45:
En las celdas para descansar.
Este
horario se repite cada día, excepto el domingo en el que hay más tiempo libre
para leer, escribir, pintar, ver una película, etc. Las tareas comunes se
comparten y se rotan. El único privilegio de la abadesa es no tener que hacer
la comida. Al preguntarle a sor Mercedes si no se les hacía monótona la vida,
nos respondió que no, puesto que aunque los días eran muy parecidos unos a
otros ellas eran distintas cada día.
Las
monjas se entierran en el cementerio que hay en el convento. En este convento se entierran a las difuntas fuera del claustro,
en la zona de jardín, lo que no es habitual.
Las
clarisas tienen unas constituciones, que son las leyes que rigen la
espiritualidad y la clausura de las monjas. Por ejemplo, sólo pueden salir de
la clausura en casos excepcionales como ir al médico, votar, o ir ver a padres enfermos. También está
regulada la elección de abadesa que tiene que ser como poco de 30 años de edad
y llevar al menos cinco de profesión. Son elegidas por voto secreto y están con
el cargo durante un trienio. Después de cuatro trienios hay que cambiar
obligatoriamente. Las abadesas son ayudadas por cuatro “discretas” que también
se eligen por votación secreta. La vicaria sustituye a la abadesa cuando ésta
no está.
Para
ser monja, desde que se decide hasta que se toman los hábitos, pasan un mínimo
de seis años. Si alguien tiene dudas sobre su vocación puede probar durante un
mes la vida en el convento para tener luego un periodo de reflexión. La edad
mínima para intentarlo son 16 años, pero hasta los 18 no se puede profesar. El
primer año de postulante se viste de calle y luego, durante los dos años de
noviciado, se lleva el hábito blanco; tanto de postulante como de novicia no se
tienen votos. Si se quiere seguir
adelante, se comprometen tres años más, ahora con votos temporales. Para
salirse en estos tres años hay que pedir dispensa a Roma. La profesión solemne
se hace para toda la vida al finalizar estos tres años.
Una Navidad diferente en el
convento del Corpus Christi
El
sentido religioso prima entre las monjas, lejos de consumismo y la algarabía a
la que estamos acostumbrados fuera. Pero esos días hay mas presencia de cánticos y
villancicos, las comidas cuentan con recreos y hay un ambiente de fiesta que se
deja notar en el convento durante dos semanas.
Hasta
el mismo día 24 de diciembre no se coloca al niño en la cuna ni se cantan
villancicos. La decoración conventual navideña, se centra en el misterio sin
embargo algún que otro árbol de navidad llega hasta las dependencias de las
hermanas. La cena de navidad son berzas y pescado. La misa del gallo es un rito
común entre el exterior e interior del convento después de la misa cantan
villancicos y comen dulces juntos. Como excepción se acuestan mas tarde y por
eso al día siguiente Navidad, se quedan más tiempo en la cama. Las uvas no
tienen presencia en el menú de Nochevieja, por lo que en vez de cotillón,
celebran la hora santa:”acabamos el año y lo empezamos al lado del señor, en la
capilla, con una celebración de fin de año. Primero hacemos una acción de
gracias y cuando llega el nuevo año invocamos al Espíritu Santo cantando”.
“Santo
y Alma” es otra tradición que consiste en hacer un sorteo y a cada hermana le
toca una santa y un santo. Una de las santas será Bonifacia, para proteger a
las hermanas durante el año.
un monasterio lleno de tradicón, de fe , de oración, sobre todo lleno de amor por Dios y las almas. saludos peruanos
ResponderEliminarDios las bendiga
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