Tesoros artísticos y religiosos


4.OBJETOS ARTÍSTICOS RELIGIOSOS QUE SE ENCUENTRAN EN EL CONVENTO

4.1 Objetos artísticos religiosos

El convento del corpus Christi alberga numerosas piezas de interés artístico y devocional, provenientes de las donaciones y dotes de las monjas.

Reliquias: Entre las reliquias se encuentra el pie derecho de San Luis niño, ‘’Luisito’’, acólito de San Francisco de Asís y mártir en Japón.

           
         Nacimiento con sus figuras y parte de los relicarios del convento, expuestos en la Navidad de 2011

Relicarios: Uno en forma de retablillo de madera dorada, vidrio y veintiuna reliquias, pintura sobre lamina de oro, cera, seda y guarnición de labor de monjas. Anónimo. Primera mitad del S. XVII. Se plantea como ara de altar y sobre ella un astil en forma de jarrón (emblema de la asunción) contiene reliquias de Santa Felícitas, San Vicente, San Blas y Santa Práxedes. Bajo la vidriera y sobre seda carmesí una delicada pintura de Santa Clara, sobre lamina de oro, sosteniendo una custodia con el sacramento. En el frontón de remate “un agnus dei’’ ovalado, de cera. Otro relicario de pared del S. XVII (antes de pie) tiene en el centro de la composición, sobre seda carmesí, una pintura dorada con Santa Teresa, alrededor guarnición de granates, lentejuelas y aljófares y en las esquinas tréboles de filigrana y piedras verdes. En su cima un ‘’agnus dei’’ de cera, por su espalda, con una cabeza de mujer en relieve con tocas y corona. Calles laterales con perlas granates, oro y plata. Contiene cinco reliquias entre ellas las de San Máximo mártir y San Jacinto.
Según José Ángel Rivera de las Heras, es posible que estas reliquias llegaran en mil quinientos noventa y siete con Sor Ana de la Cruz, como dote de la casa ducal de Gandía, tan ligada a la Compañía de Jesús a través de San Francisco de Borja, abuelo de Sor Ana. Quizá también se enriqueció este patrimonio con piezas aportadas por el quinto conde de Alba de Liste, Don Enrique de Toledo, Virrey y capital general del reino de Sicilia.

Ecce Homo: Su autor fue Gil de Ronza (Ronse o Renaix, Flandes) S. XVI. Es de madera policromada, con corona de espinas y cuerpo con contusiones y heridas. El brazo izquierdo pende del cuello por medio de soga y en la mano derecha sostiene la caña, rostro sereno y melancólico. Probablemente perteneció a la capilla de Diego Vázquez de Cepeda, en el convento de San Francisco de Zamora. Maestro anclado en la estética flamenca tardogótica. Estaba metido en una urna y en la sacristía conventual en 1835, antes de la desamortización, posteriormente los canónigos del Cabildo lo entregaron al convento de las clarisas, donde se conservó en el cementerio, estando hoy en la iglesia de dicho convento, en el lado del evangelio.
En 1983 se incorporo a la procesión de la cofradía de la Vera Cruz, desfilando el Jueves Santo por la tarde, por lo que hubo que completar la capa por parte de Antonio Mostajo y Manuel Rivas Villarino.

La rejería antigua colocada en la puerta de entrada al convento, como se ha dicho anteriormente. En el frontispicio sobre esta reja hay una imagen de piedra que representa a Santa Clara.

Crucifijo del siglo XVII. En el primer rellano de la escalera principal, primitiva del palacio de Ana de Osorio, hay una capilla presidida por un crucifijo del S. XVII y junto a él, las imágenes de San Antonio y Santo Domingo, antes en la iglesia. A los pies del crucifijo, el Niño Jesús dormido.

Imagen del Niño Jesús, situada en un altarcito en la escalera de subida al segundo piso y metido en una urna. El Niño, se encuentra acostado, teniendo por almohada una calavera. Por su aspecto y forma dicha imagen data del siglo XVI.
En los ángulos del claustro alto, capillas con imágenes y relicarios: una talla del San José.

Capilla de San Antonio. La más importante del claustro. Contiene un lienzo tríptico con San Antonio, a su derecha San Francisco y a su izquierda Santa Clara.


Capilla de Santa Ana. Está cerca de la nave de las celdas. Era la antigua estancia del palacio dedicada a capilla y presidida por una imagen de Santa Ana y la Virgen con el niño en brazos, del siglo XVI, donada por Ana de Osorio.

Belén. Se conservan las imágenes, de tamaño natural, de la Virgen y San José, donadas por un sobrino de Doña Ana y traídas de Flandes. El belén comprende doce figuras, incluídas los Reyes Magos y sus camellos. Antiguamente se instalaba en la iglesia del convento.



    La imagen de la Virgen del Tránsito del convento del Corpus Christi de Zamora es una de las más conocidas y veneradas de la diócesis. Representa el momento de la Asunción, el ascenso de María a los Cielos. Se la representa dormida con las manos descansando en el regazo, como si durmiese plácidamente en el momento en el que Dios decide subir a los cielos tanto su alma como su cuerpo. El bello rostro de la Virgen transmite paz y serenidad, su pálida piel y sus mejillas sonrosadas, junto con la sonrisa pintada en sus labios, dan a entender que su ‘’muerte’’ fue tranquila. La Virgen está adornada con ricos vestidos bordados y con una gran profusión de alhajas donadas por sus devotos zamoranos, entre las que destaca el calzado de plata sobre dorado que muestra en las suelas al sol y la luna cincelados.

Leyendas de la Virgen del Tránsito del convento del Corpus Christi

Según cuenta la tradición, la representación de la Virgen del Tránsito, fue obra de ángeles pues se desconoce a los verdaderos autores de dicha imagen.

El 10 de agosto de 1881, se publicó en la revista literaria semanal ‘’Zamora ilustrada’’ la leyenda de la Virgen, entre otras muchas cosas relacionadas con la sagrada imagen. El texto es de Cesáreo Fernández Duro:

<<Sor Ana de la Cruz, la abadesa del convento, estaba muy contenta en éste pero añoraba la imagen de la Virgen de Gandia y rezaba al cielo a diario para poder encontrar a alguien capaz de hacer una copia de la imagen y así poder dejar en Zamora la copia como regalo cuando ella se hubiese marchado. Varios escultores intentaron hacer la imagen lo mas semejante posible a lo que Sor Ana pedía, pero ninguno consiguió hacerlo a la perfección. La mañana del dos de mayo de 1618, cuando apenas quedaban días para la vuelta de Sor Ana a su patria, dos hombres llamaron a la puerta,(según nos contó sor Mercedes la abadesa actual, fue a la hora tercia) una de las monjas los atendió, estos dijeron ser escultores y querer hacer la imagen, Sor Ana, ya dudosa de poder tener por fin una imagen perfecta, acepto que lo intentaran, los viajeros pusieron la condición de estar en una celda a solas y no ser molestados hasta que acabasen de hacer a la virgen, Sor Ana aceptó y dejo a los hombres una celda apartada del resto para que nadie les molestase, cuando habían pasado tres días, dentro de la celda no se escuchaba ruido alguno, una de las monjas miro por la cerradura de la puerta y quedo paralizada ante la visión de, según ella, dos ángeles que salieron volando en un instante. Cuando se lo contaron a Sor Ana, esta no se lo creía, pensó que estaría delirando a causa de las ganas de ver a la virgen, pero cuando entró a la celda, allí no había nadie, únicamente estaba la imagen de la virgen, perfecta como en sus sueños. A pesar de que ninguna de las monjas dijo nada, cuando Sor Ana aun estaba de camino a su patria, toda Zamora sabía ya de la existencia de la imagen dormida de la Virgen del Transito y querían verla. Se dice, que a la Virgen le faltan dos dedos del pie por que la curiosidad de la monja espantó a los ángeles antes de poder acabarla” ( Sor Mercedes nos asegura que los pies están completos y que esta idea puede surgir de que siempre están tapados por unos zapatos)
                               

 La Virgen del Tránsito de Gandía que añoraba Sor  Ana de la  Cruz(Siglo XVI)

Hay varias leyendas sobre este suceso, en otras, como por ejemplo la que se narra en el libro de Francisco Romero López ‘’Leyendas y tradiciones Zamoranas’’ que cuenta, que además de la Virgen del Tránsito, les regalaron dos Vírgenes más, una desde Roma, que Sor Ana rechazó, por tener demasiado lujo y no transmitir lo que transmitía la Virgen de Gandía, la otra, se la regaló Flandes, pero al igual que la primera, Sor Ana la rechazó, no por no parecerse, si no por que le faltaba el corazón. Este libro señala más diferencias, que aunque algunas insignificantes, se ven enseguida, como la de que los peregrinos, no traían sus herramientas, en otras leyendas se dice que las traían en el hatillo, u otras diferencias mas notables e importantes, como la de que Sor Ana, fue quien mostró a la Virgen al pueblo de Zamora colocándola en la puerta del Convento. Otras versiones dicen que ordenó a la monja no mostrarla a los fieles hasta después de su marcha Gandía.

 Otros libros como el de  José A. Rivera de las Heras, ‘’Guía para visitar los santuarios marianos’’, cuenta que las monjas abrieron la puerta preocupadas, ya que los peregrinos no pedían nada para comer y trabajaban sin descanso. Hay también otros en los que cuenta que los peregrinos estuvieron tres días, y no diez horas como se suele decir.

Rumores ya acallados pero que transmiten mas confianza, son los que desechan por completo la leyenda de que la Virgen fue obra de ángeles. En el libro de Fernández Duro ‘’Memorias historicas…’’ se cuenta que cuando la Virgen fue esculpida y mostrada, las malas lenguas decían que, puesto que la abadesa estaba emparentada con los Borgias de Roma, los escultores de la gloriosa imagen, no habían sido otros que artistas italianos.




Devoción de los Zamoranos por la virgen del Tránsito

Desde el primer momento la relación entre el convento del Corpus Christi y la ciudad de Zamora ha sido de cariño y devoción, sentimientos inspirados principalmente por la imagen de la Virgen del Tránsito. No obstante, aunque se ha pretendido, a partir de 1950, declarar a la Virgen del Tránsito como patrona de Zamora, en sustitución de la Virgen de la Concha,  este deseo de muchos no ha sido logrado. Tampoco se ha reconocido oficialmente como patrona de la diócesis. Títulos aparte, no cabe duda de que esta imagen está vinculada desde su origen a los zamoranos entre los que despierta hasta la actualidad gran fervor.

Aunque en el libro-tumbo se recoge como cierta la leyenda anteriormente expuesta, parece ser que, no existiendo imagen de la Virgen en el convento y siendo su abadesa Sor Ana de la Cruz, muy querida en la ciudad, las personas más pudientes de Zamora, hicieron una cuestación entre ellos, con motivo de la visita que hiciera al convento el rey Felipe III, en la que juntaron suficientes ducados para costear el trabajo del imaginero.

También en el viejo tumbo-diario de la comunidad- y escrito por una religiosa demuestra la unión de los zamoranos al convento a través de la Virgen del Tránsito. Dice así: <<[…]la Madre Sor Ana de la Cruz y, preguntándoles con qué fin habían venido dichos forasteros, le respondieron, que tenían orden de cumplir su deseo y hacer una imagen de Nuestra Señora del Tránsito que fuese de su agrado. Al finalizar la imagen recomendó la Madre que reservasen su alegría a fin de que no trascendiera la noticia antes de su marcha a Gandía para prueba de la intervención divina en el suceso. El día de la partida de la Abadesa, cuando apenas se hallaría a media legua de la ciudad, se llenó el patio del monasterio de gente que pedía a gritos les mostrasen a Nuestra Señora de los Ángeles. Las religiosas hubieron de ceder, asombradas del nuevo prodigio, viéndose remediados inmediatamente muchos que padecían graves enfermedades>>.

La talla fue en realidad una imagen venerada en la clausura por las monjas y posiblemente solo expuesta al público durante los cultos de la Asunción. Como crecía el número de personas que acudía a ver la sagrada imagen, para satisfacer la devoción de los zamoranos, en  1750, las religiosas decidieron hacer una capilla con rejas hacia la iglesia para que, sin dejar la imagen la clausura del monasterio los fieles pudieran verla y orar ante ella desde el interior del templo. Esta capilla sería el actual coro. Enfrente se abrió una ventana, hoy cegada, desde la cual los zamoranos podían venerar la imagen desde la calle. Finalmente, en 1899 se reformó todo el ábside para construir un nuevo camarín situado tras el presbiterio. Después de tres siglos el culto y veneración por parte de los zamoranos no ha decaído.

La imagen está vinculada de forma especial  con el Cabildo de la Catedral siendo así una imagen capitular que solo sale a la calle ante la petición del Obispado o del Cabildo, siendo estas ocasiones muy escasas. En los siglos anteriores constan las siguientes salidas:

  • El 11 de noviembre de 1747, por inicio de las obras de la que iba a ser su capilla.
  • El 19 de julio de 1885 por el cólera morbo, acompañado por los restos de San Atilano y San Ildefonso y la bendita Cruz de Carne.
  • El 18 de mayo de 1896 para pedir la lluvia y el final de la Guerra de Cuba.
  • En 1897 para su entronización en el Altar Mayor.
  • El 27 de octubre de 1918 por la gripe.
  • El 26 de abril de 1919 por su centenario.
  • El 26 de septiembre de 1931 por el XV Centenario del Concilio de Éfeso en el que declaró materia de fe la creencia de que María es Madre de Dios.
  • En 1936, para pedir la paz en el inicio de la Guerra Civil.
  • El 15 de mayo de 1939 por el fin de la Guerra Civil.
  • El 9 de mayo de 1945 por la sequía y la paz durante la Segunda Guerra Mundial.
  • El 1 de noviembre de 1950 por le dogma de la Asunción.
  • El 14 de diciembre de 1974, para preparar el Año Santo de 1975, convocada por el papa Pablo VI.
  • El 6 de mayo de 1979, con el motivo  de los Congresos Mariológicos Internacionales que se celebran en España.
  • En 1988 por la celebración del Año Mariano.
  • En 2000 por el Gran Jubileo de la Redención, participación en el Rosario de la Aurora que se celebra a finales de mayo.
  • En 2011 por la Misa de Envío que cerró los “días en la diócesis” de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Madrid.

 Su fiesta se celebra el 15 de agosto, solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora. Actualmente se realiza un solemne novenario entre los días 7 y 15 de agosto, con eucaristía diaria. La novena fue aprobada en 1751 y se concedió licencia para que fuese impresa. El 16 de agosto se veneran las sandalias de la Virgen pudiéndolas besar. Durante esos días se coloca en la iglesia un gran dosel o pabellón azul, bordado en plata, que les regaló en el siglo pasado, el prelado diocesano don Tomas Belestá y Cambises.

Durante la octava de la Asunción y otras festividades de la Virgen, Gregorio XVI y Benedicto XV concedieron indulgencia plenaria a quienes visitasen el santuario en estas fechas.

       

La Virgen bajo el dosel azul                                                               Salida de la Virgen en 2011




No hay comentarios:

Publicar un comentario